miércoles, 8 de abril de 2015

El precio de la leche - ¿Dónde están los cuernos de las vacas? - El descornado.


Vacas lecheras: tratadas como viles máquinas de producción

Diariamente, los animales --seres dotados de individualidad, de sensibilidad y una personalidad propia, capaces de sentir dolor y frustración, gozo y tristeza-- son tratados con menosprecio y desalmado desdeño, como meros objetos, como vulgares medios y materia de producción por los industriales de las granjas intensivas y las factorías industriales. 
Como miles de millones más en todo el mundo, la vaca de nuestra imagen esperó aquel día su triste destino en una prisión infecta durante una subasta, donde fue vendida al mejor postor; como si de una lámpara o de un tapete se hubiera tratado, para pasar el resto de su miserable vida envilecida, siendo maltratada, y explotada hasta morir para darnos su leche. 

Tan o más preocupante aún es saber que además de contribuir a padecer osteoporosis, la leche contiene hormonas, antibióticos, pesticidas y es causante de varias enfermedades infecciosas. Esto se debe a que hoy, además se someterlas a manipulaciones genéticas y técnicas intensivas de producción, se le suministra a las vacas cantidades masivas de hormonas especiales, como la de crecimiento bovino (BGH) y esteroides, para aumentar la producción. Esto provoca que sus ubres sean tan grandes que se arrastren por el piso y se infecten, lo cual conlleva al uso 80 de antibióticos constantes. En efecto, una vaca sana y que lleva una vida decente en el campo puede darnos hasta cuatro litros y medio de leche al día, mientras que la industria moderna, tortura a estos animales para hacerlos producir hasta 45 litros al día...

Horrible constatación, a la hora de conectarlas a los succionadores de metal y extraer la leche, los antibióticos y otros productos permanecen en ésta última, aun después de procesarla, lo cual causa serios transtornos en las personas, en especial en los niños, cuyo organismo es alterado por dichas substancias. Esta es la razón por la cual muchos niños se enferman con mucha frecuencia y las niñas en la actualidad tienen su menstruación mucho más temprano que en el pasado, conociendo por otro lado un desarrollo de sus senos más importante. Por desgracia, no importándoles la salud pública y menos aún el sufrimiento infernal infligido a los animales, sino exclusivamente sus inicuos beneficios monetarios, las empresas lecheras invierten millones de dólares cada año en mercadotecnia y difusión mediática de sus productos, a sabiendas que el consumidor promedio no invierte el tiempo en investigar reportes médicos, sino en ojear revistas de variedades y ver televisión chatarra... 

Finalmente, volviendo a las principales víctimas de esta viles prácticas, señalemos que la esperanza de vida de una vaca en su estado natural es de unos 25 años; minadas sin descanso y desgastadas hasta la muerte, la de las vacas lecheras en las granjas de producción intensiva rara vez rebasa los... SEIS años. Una vida miserable y truncada, (des)hecha de angustia y de atroces suplicios que no terminarán hasta el fallecimiento del animal por agotamiento extremo y su postrer liquidación en un destazadero o evacuación en un contenedor de desechos.

Trágica conclusión de una existencia sórdida cuya única, dramática e irrisoria finalidad, habrá sido el que podamos degustar plácidamente nuestro vaso de leche en el desayuno o la merienda.

Al sentarte a comer, piensa en lo anterior, y considera que detrás de tu filete, de tu vaso de leche, se esconde un animal que alguna vez estuvo dotado de sentimientos, de una consciencia, de una voluntad de vivir; no una «cosa» ni un «objeto de intercambio», no un «bien de consumo y de desecho», sino un individuo que sufrió terriblemente en nombre de tu placer, después de pasar una vida entera en un estado de reclusión, de cruel violencia, de miedo y angustia constantes. 
Pero se puede vivir sin infligir este sufrimiento. Se puede vivir sin matar. 
¡Antes de comer, reflexiona: 
Si quieres hacer algo por ellos, hallarás la manera; si no, encontrarás una excusa.

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