viernes, 13 de julio de 2018

Jinx


https://www.deviantart.com/orekigenya/art/JINX-FanArt-560379006


Emotional Sad Beautiful Modern Piano Solo - "Lullaby" by Mattia Cupelli



Mattia Cupelli

Most Beautiful Music Ever: "Everdream" by Epic Soul Factory



By


The Last Butterfly - (Beautiful Sad Piano Violin Music Soundtrack)




Future



Hope




 Miro, cielo, pregunto, decisiones, impulsos.

¿Cuántos ojos enfocando su mirada?
¿Cuantos enamorados suspirando?
¿Cuántas personas durmiendo?
¿Valió la pena soltar la espada?
¿Valió la pena creer en una promesa apresurada?



ODA A UNA ESTRELLA



ASOMANDO a la noche
en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.

Negra estaba la noche
y yo me deslizaba
por la calle
con la estrella robada en el bolsillo.
De cristal tembloroso
parecía
y era
de pronto
como si Ilevara
un paquete de hielo
o una espada de arcángel en el cinto.

La guardé
temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó
primero
la lana del colchón,
luego
las tejas,
el techo de mi casa.

Incómodos
se hicieron
para mí
los más privados menesteres.

Siempre con esa luz
de astral acetileno
que palpitaba como si quisiera
regresar a la noche,
yo no podía
preocuparme de todos
mis deberes
y así fue que olvidé pagar mis cuentas
y me quedé sin pan ni provisiones.

Mientras tanto, en la calle,
se amotinaban
transeúntes, mundanos
vendedores
atraídos sin duda
por el fulgor insólito
que veían salir de mi ventana.

Entonces
recogí
otra vez mi estrella,
con cuidado
la envolví en mi pañuelo
y enmascarado entre la muchedumbre
pude pasar sin ser reconocido.
Me dirigí al oeste,
al río Verde,
que allí bajo los sauces
es sereno.

Tomé la estrella de la noche fría
y suavemente
la eché sobre las aguas.

Y no me sorprendió
que se alejara
como un pez insoluble
moviendo
en la noche del río
su cuerpo de diamante.

Pablo Neruda


Todos me piden que dé. 
Todos me aconsejan reposo. 
Todos me aconsejan que viaje.
Todos ven las dificultades.
Todos pican mi poesía.
Tengo miedo de todo el mundo.
Por eso en estos cortos días
no voy a tomarlos en cuenta,
voy a abrirme y voy a encerrarme
con mi más pérfido enemigo.

Yo que crecí dentro de un árbol

tendría mucho que decir,
pero aprendí tanto silencio
que tengo mucho que callar
y eso se conoce creciendo
sin otro goce que crecer,
sin más pasión que la substancia,
sin más acción que la inocencia,
y por dentro el tiempo dorado
hasta que la altura lo llama
para convertirlo en naranja.

Aunque los pasos toquen mil años este sitio,
no borrarán la sangre de los que aquí cayeron.

Y no se extinguirá la hora en que caísteis,
aunque miles de voces crucen este silencio.
La lluvia empapará las piedras de la plaza,
pero no apagará vuestros nombres de fuego.

Mil noches caerán con sus alas oscuras,
sin destruir el día que esperan estos muertos.

El día que esperamos a lo largo del mundo
tantos hombres, el día final del sufrimiento.

Un día de justicia conquistada en la lucha,
y vosotros, hermanos caídos, en silencio,
estaréis con nosotros en ese vasto día
de la lucha final, en ese día inmenso.


Pablo Neruda
El miedo, silencio, siempre


Amor imperecedero



He visto a mi alrededor
a santos derramando lágrimas
de ver el mundo casi destruido,
y el amor ya perdido.

He visto a gente querer morir
por nunca encontrar un abrazo,
y a decepcionados de la vida
despedirse de ella con un balazo.

He visto a la luna esconderse cada noche
contrariada por sentirse sola,
saber que a veces ni las estrellas se asoman
y sólo ver al mar fabricando sus olas.

He visto a Dios de vez en cuando
regalar esperanzas con sus milagros,
y derramar lágrimas de nieve
al ver cómo nos olvidamos más de él.

He visto eso y tantas cosas juntas,
pero no he visto a mi amor por ti caer
lo he visto crecer con cada uno de tus besos,
sacar fuerzas hasta de tus recuerdos,
despertarse con ganas de amarte
y dormir con la ilusión constante.

Y seguiré viendo al Sol
ahogándose en cada atardecer,
y veré tardes morir
reviviendo en cada amanecer, 
y veré estrellas al suelo caer
cansadas de tanta luz ofrecer;
veré eso y tantas cosas juntas
pero nunca veré mi amor por ti caer.

Y vendrán tiempos de caídas
y vendrán tiempos mejores
y veré a locos buscando “su razón”
podré quedarme hasta sin corazón,
pero nunca, nunca...
verás mi amor por ti caer.


Colaboración de Martin Erick Saldaña Quesquén
Perú