domingo, 24 de junio de 2018

Pain - The Grand Master




El dolor - la prueba - desahogo para el espíritu - abre los ojos al humano - ver más allá - tiempo de restablecerte y purificarte - tiempo de que te abras a nuevos horizontes - verlo y actuar sobre ello es obtener sabiduría. Depende de ti. ¿Dónde estás mirando? ¿Qué miras? ¿Qué escribirás en tu libro de vida?
Aprende de las penas, pues consigo traen grandes lecciones. ¿Has aprendido la lección? Siguiente nivel. ¿No? Si no aprendiste la lección y vuelves a encontrar tu camino la vida volverá a ponerte dificultades, cada vez más grandes hasta que aprendas la lección. ¿Sobrevivirás? ¿Te darás cuenta? ¿Cambiarás? ¿Actuarás?
Juegas insustancialmente como si fueses un niño. Te sientes víctima, cuando no es así. Y muchas veces aclamas “¿Porque Dios me castiga así?” o “Que he hecho para merecer esto”. Sin reconocer que Dios tiene para ti una justicia y que esta siempre llega tarde o temprano.
Salir del ciclo de la vida y la muerte. Salir de la victimización.
Si tu deseas profundizar más sobre las pruebas que se te dan, recuerda que estas a tiempo de reconstruir todos tus errores del pasado, es común que tengas tus errores, pero no por ello ignores el origen del mal. Por mucho tiempo el humano ha hecho cosas en contra de las leyes divinas, y volviéndose incapaz de percibir mis palabras o acciones en bienestar suyo. Es por ello que Dios por un tiempo hace que se estremezcan en dolor para que despierten y apaguen sus ambiciones y falsos ideales.
“Cuando el cáliz le sea más amargo y reconozca ante el juez de su conciencia sus errores, comprenderá que las pruebas son lecciones para el espíritu, con que la vida os toca, para deteneros en la carrera vertiginosa que os conduce al abismo”.
Hay muchos quienes comprenden de forma rápida estas lecciones, evitando muchos sufrimientos pero hay otros que tardan en comprender el propósito de esto y comienzan a renegar del aumento de la amargura. Acepta las pruebas que lleguen con valor y confianza, ellas no se van a resolver si tu actitud es de rebeldía. Analiza porque dicha situación o experiencia de dolor ha llegado a ti. Y confía en Dios, el sabe lo que hace.

Extracto de la conferencia brindada en la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, el 24 de septiembre de 1993:

Fue el filósofo griego Heráclito quien afirmó, con su célebre panta rhe, que todo estaba sometido a un fluir constante y que el cambio constituía la naturaleza esencial de las cosas.
El budismo denomina "transitoriedad de todos los fenómenos" (shogyo mujo, en japonés) a este aspecto efímero de la realidad. En la cosmología budista, la idea se describe como un ciclo incesante de formación, continuidad, declinación y desintegración, por el que pasan todos los sistemas.
En nuestra vida como seres humanos, experimentamos dicha transitoriedad por medio de cuatro sufrimientos: el sufrimiento de nacer (que implica el dolor de la existencia cotidiana), el sufrimiento de la enfermedad, el de la vejez y, por último, el de la muerte.
Shakyamuni se sintió compelido a buscar la verdad a partir de una serie de encuentros accidentales con estos sufrimientos
Platón señaló que los auténticos filósofos siempre abordaban la cuestión de la muerte. Y Nichiren, fundador de la escuela de budismo en la cual basa sus actividades la Soka Gakkai Internacional, nos aconseja "primero estudiar la muerte, antes de estudiar cualquier otro asunto".
Esta cuestión pende gravemente sobre el corazón del hombre, cual recordatorio ineludible de la naturaleza finita que posee nuestra existencia. Y por ilimitados que parezcan ser los poderes o la riqueza que el ser humano es capaz de acopiar, hay algo que se presenta como una certeza y es la seguridad de que habremos de morir algún día.
La disolución física, imposible de negar, le ha cobrado una agobiante retribución a la humanidad moderna. El clima horrendo e irónico de esta civilización moderna es lo que Zbigniew Brzezinski ha dado en llamar el "siglo de la megamuerte". Más en lo inmediato, una serie de tópicos de variada índole reclaman que se evalúe y se examine el auténtico significado de la muerte. Entre ellos, la muerte cerebral, el derecho a morir con dignidad, la atención de los enfermos con cuadros terminales, las diferentes modalidades funerarias y las investigaciones sobre la muerte y el fallecimiento que llevaron a cabo autores como Elisabeth Kübler-Ross.
El budismo habla de una naturaleza intrínseca, que en japonés se denomina hossho y, a veces, se traduce como "naturaleza del dharma".
Los ciclos de vida y muerte se asemejan a los períodos alternos de sueño y de vigilia. La muerte, de tal forma, puede ser concebida como una fase de descanso y recuperación, antes de una nueva vida, así como el sueño nos prepara para las actividades del día siguiente. Cuando uno logra ver la muerte desde esta perspectiva, lejos de repudiarla, encuentra en ella, al igual que en la vida, un beneficio digno de apreciar. El Sutra del Loto, esencia del budismo mahayana, señala que el propósito de la existencia, del ciclo eterno de vida y muerte, es "sentirnos felices y en paz". Además, enseña que la fe y la práctica constantes nos permiten experimentar, en la muerte (y no sólo en la vida), una profunda e intensa alegría; es decir, sentirnos igualmente "felices y en paz" tanto en una como en otra fase de la existencia. Nichiren describe el logro de esta condición como "la más grande de todas las alegrías".
Si las tragedias de este siglo de guerras y de revolución nos han dejado alguna enseñanza, seguramente ésta fue la inutilidad de ver como único determinante de la felicidad humana la reforma de factores externos --como, por ejemplo, los sistemas sociales--. Estoy convencido de que, en el siglo venidero, se dará prioridad a la transformación interior, inspirada en una nueva comprensión de la vida y de la muerte.

“El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro” 
― Concepción Arenal




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